
¿quién es otelo?
CRÍTICA TEATRAL
Hacemos teatro porque hacemos patria
El Perú es, en lo más memorable de su historia, un país colmado de dudas y pocas certezas. Sobre todo al remontarnos al Perú de los 2000. “¿Quién es Otelo?” presenta un montaje basado en la reelección de Alberto Fujimori y un plan que su asesor, Vladimiro Montesinos, al sentirse desplazado, pone en marcha para desestabilizarlo.
El texto toma como punto de partida para la historia “Otelo: el moro de Venecia”. Escrita y dirigida por Franco Iza, hace uso de un texto coloquial, cotidiano, pero que a la vez tiene muchas metáforas o “frases armadas” que realzan las apariencias de los personajes. Un texto interesante y sin información innecesaria.
Pudimos ver una dirección bastante limpia. Sin embargo, considero que hubo imágenes construidas en escena que se pudieron aprovechar mucho más y conseguir visualmente un mayor impacto. Por otro lado, presenciamos unas actuaciones un poco inseguras. Los actores no parecían sentirse muy cómodos en el escenario por ocasiones. Además considero que se debió reforzar el trabajo por una unificación de las propuestas de los personajes, ya que las actrices iban rotando entre personajes importantes como Fujimori y Montesinos. Esto, a mi parecer, aportaba a la postura de la obra de no saber quién es qué dentro de nuestro sistema de gobierno; no obstante, dificultaba a la comprensión de la línea del personaje. No se podía seguir claramente el viaje del personaje.
Finalmente, el trabajo en lo técnico tuvo bastante precisión en cuestión al juego de luces, aportando al refuerzo de las atmósferas necesarias en cada escena. El uso de la música no me pareció provechoso ya que era bastante arbitrario en relación a la historia que avanzaba. Si bien era música perteneciente a la época y a la temática, no siempre sumaba para cada escena en particular. Además, los cambios de escena dejaban un tiempo muerto innecesario para la continuidad y que solía alentar la función. Por otro lado, se los actores al estar fuera de escena deberían de tomar una postura neutra con respecto a la acción, ya que no desaparecían si no que se les veía todo el tiempo y una postura demasiado relajada no deja una buena imagen para el espectador.
Un montaje con un texto bastante digerible y hasta divertido, acompañado de imágenes que si son aprovechas de mejor manera podrían causar una mayor movida en el espectador.
Adicionalmente, una obra sin escrúpulos y sin temor a reflejar y contar una perspectiva sobre lo que ocurría en los 2000 dentro de nuestro país. Una obra que respalda el dicho de Miguel Iza “hacemos teatro porque hacemos patria”.
Puntuación
Ilda Polo
8 de Noviembre, 2018